TRIBULACIONES DE UNA ACTRIZ
“Pues sí, Amparo, sí ; tengo incompleto el reparto del próximo
montaje y te diré más, me urge verte. ¿Qué tal mañana mismo en la cafetería del
hotel…x? ¿A las doce?”.¡A las doce estaré- dije - Hasta mañana.
¡Hasta mañana, hasta mañana!- repetía yo, más alegre que unas
Pascuas.¡Tenía trabajo… casi seguro!¿Por qué si no, me había citado aquel
director con tantas prisas, después de regalarme el oído con múltiples
halagos?¿Por que incluso había rechazado de plano mi propuesta de someterme a
una prueba para alguno de los seis personajes femeninos de la función? “¡Por
favor, Amparo, tú no necesitas prueba a
estas alturas…por favor…¡”
Sí; estaba muy
contenta…Agradecí al compañero que me había aconsejado hacer la discreta
llamada .Casi ningún actor admite esta labor, necesaria a veces, por una cuestión
de absurda vergüenza. Bien, el simple gesto de marcar siete números, me acababa
de abrir una nueva puerta para ejercer mi profesión .¡Jugada redonda…! .Se lo
conté a mi familia ,a mis amigos ,a mi vecina del séptimo.., a mi perra…Quizá
aquel contrato terminase de una vez por todas con el “sambenito” de mi retirada del teatro, que desde hacía
años venía arrastrando y que “almas
caritativas” se encargaban de propagar.
Aquella noche soñé que se levantaba el telón y yo no tenía
idea de qué pintaba allí (pesadilla reiterativa y muy común en todos nosotros),
pero desperté y seguí soñando porque la realidad era esperanzadora.
Importante,
me dije en medio de la oscuridad de la noche, que elija bien el vestido, acorde
más o menos con la época en la que de desarrolla la acción, pero sin
disfrazarme; que no parezca que lo he preparado. Debería parecer una burguesa
británica de principios del siglo veinte .La pinta de burguesa la tengo, aunque me pese, desde
siempre, pero, dada la escasa imaginación de muchos directores(que tienen que
verte con penacho para darte el papel de indio), vale más que abunde en ello; de
modo que…¡Sí, el vestido de punto de “pata de gallo” en burdeos y blanco estará
bien!.
A las doce en punto y un tanto nerviosa, estaba en la
cafetería acordada con el director de marras.
“-Dos cafés-pidió al camarero tras presentarme a un amigo
que le acompañaba. Veras-me dijo mientras yo rompía el sobrecito del azucar-Hay
tres papeles para los cuales busco actriz: una mujer de unos cincuenta años,(me
venía mayor entonces) un segundo de unos veinte..(tampoco; ya los había dejado
atrás)y un tercero, que es la cuñada, papel precioso, que tiene entre los
treinta o cuarenta años”.En este punto sentí el corazón acelerado, pero disimulé
mientras él continuaba: “Pero, para este papel tengo seis candidatas con las
que ya he trabajado otras veces y son amigas… Entiéndeme , que conozco su modo
de trabajar y sé lo que pueden darme en el escenario…
Se produjo un silencio que hasta un poste de la luz hubiese
calificado de tenso…”Te estarás preguntando-apuró su taza- por qué te he citado”.
Pues para ver cómo estabas físicamente, como te retiraste, hace mucho tiempo
que no te veo, pero muy bien ¿eh?, muy bien te encuentro…ni has engordado ni
nada…¡estás igual de estupenda, igual. En cualquier momento, te llamo para otra
cosa…Bueno y ahora te dejo porque tengo una reunión a la una, precisamente para
tratar esto del reparto".
Bebí el resto del café , muy amargo a pesar del azúcar, mientras
que el acompañante del director, silencioso hasta el momento, me comentaba lo
mal que estaba el teatro en España…Debí replicarle que, en cambio ,la cosecha
de cabrones cada año abundaba más ,pero me calle porque una va de fina por la
vida, y eso a veces es muy frustrante.
P D.-Este artículo fue escrito y publicado en un
diario madrileño a finales de los 80, cuando el director citado aun vivía…y a mí,
aun me afectaban estas cosas…