Terapia
culinaria
No
ha sido premeditado,ciertamente,sino que en esta bonita mañana de
invierno ( por lo menos a mí me gusta) tenía previsto hacer un rico
guisadito de carne con sus verduras, sus especias...en fin, lo que
una decide sobre la marcha y según lo que encuentra en la nevera.
Rehogada
la carne con ajo perejil como primer paso,estaba en el incómodo
trance de picar cebolla cuando,entre lágrimas como es sabido, me
preguntaba cómo hacen los profesionales de este noble oficio de
cocineros para cortar en pequeñas partes el blanco y jugoso vegetal,
sin que éste se resbale de la tabla y vaya a parar al suelo, que es
lo que me pasa cada vez que, provista con gran cuchillo, intento
imitar la técnica que veo en la tele y que, para mi vergüenza,
domina mi hija, por ejemplo.
Después
de secar mis lacrimosos ojos y comprobar el lamentable estado del
maquillaje,decidí escuchar algo de música. Rebuscando,rebuscando,
encontré un viejo casete de Dyango (cantante español de los
setenta). Bueno,bueno, pensé,...cuánto tiempo sin oír sus canciones tan
románticas, tan dulces... ¡Dónde andará este hombre...! Siempre
me ha gustado escuchar su voz, cadenciosa y rota a la vez, su forma
de interpretar...
¿Recordáis
de quien se trata? Rechoncho y bastante feo, es verdad,pero con cara
de buena persona.
Y
ahí estaba yo en mi cocina, vencedora al fin en la pugna con la
escurridiza cebolla y perdida en mis recuerdos...
“Hoy
he empezado a quererte otra vez,después de tanto tiempo de haber
vivido solo y de echarte de menos”-cantaba Dyango, melodioso y
dulzón. “Será la ultima vez que te mire a los ojos.., y ya
después vendrá el adiós...”
La
última vez,pensé...Cuándo fue “la última vez”.., cuando me
despedí definitivamente de aquellos ojos, tan amados en otro
tiempo...
¿Es
mejor querer y después perder, que nunca haber querido?,como
continuaba entonando el hombre, dale que dale.¡Ah no, eso sí que
no!, exclamé cortando las alcachofas;querer y después perder,es muy jodido.
No estoy de acuerdo con este hombre como tampoco lo estoy con la gran Chavela Vargas que, en una
entrevista, dijo considerarse ganadora en el amor al haber sido
siempre amante por encima de amada. Querer...y
ganar tiene que ser muy satisfactorio, digo yo...
En
la olla se mezclaban los ingredientes, con ténue "chuc chuc" y desprendiendo un agradable
olorcillo, cuando Dyango ( monotemático), reconocía en el siguiente
tema que, para buscar en otras bocas los besos anhelados y ver caer
las hojas muertas de su juventud, tenía previsto emborracharse ( eso
me recordó echar al guiso un chorro de vino blanco),y el caso es que sufría esta
triste situación, sigo con el cantante, por no querer rebajarse,ni
pedirle, ni llorarle ...ni decirle que no podía más vivir.¡Pues
hace bien , qué caramba!,pensé rectificando de sal, hay que
mantener la dignidad o, al menos, intentarlo. Sin embargo, a menudo nuestro pundonor se queda atascado durante el proceso de desamor.
Atasco
que rara vez cura el tiempo...Para qué engañarnos; en este
sentido, quien más y quien menos ha caminado por el terreno de lo
patético más veces de las deseadas. Después de todo, la enseñanza
de la vida es también la continua aceptación de los fracasos y ,mas
difícil aun, la potestad de perdonarnos a nosotros mismos
(asignatura pendiente en lo que a mí respecta)
Cerré
la olla y mucho antes de que el pitorro empezase a girar, sonaba la
última de las canciones...
“Olvidar,olvidar,olvidar,quien
pudiera...quitarse del alma recuerdos que apenan”
Pues
sí: quien pudiera olvidar.
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