HISTORIA DE UNA APOSTASÍA
Ante
todo quiero dejar claro que no pretendo con este escrito importunar a
nadie ni incitar al rencor. Lejos de mi intención también que estas
líneas sugieran cualquier acto de violencia,verbal o
física, contra cura o monja que se cruce en el camino.
Una
reciente e incómoda experiencia en Facebook, justifica la salvedad.
Escribir
sobre este episodio tiene como único objeto, informar y ayudar a
quienes estén deseosos de salir de la iglesia Católica y
desconozcan el tramite o bien crean que las trabas son insalvables.
Mi
primer intento de apostatar fue en el 2005. Eran tiempos del papa
Joseph Ratzinguer y del sr. Rouco Varela, de infausto recuerdo.
Una
vez enterada de los requisitos,envié al arzobispado de Madrid la
documentación, por correo y con acuse de recibo. Días después
recibí una carta, que no transcribo por no hacer demasiado largo
este artículo, con frases recriminatorias y avisos acerca de las
consecuencias de mi decisión. Se me decía que el bautismo es
indeleble y que los libros dan fe de un hecho histórico. Que las
consecuencias de apostatar conllevan la exclusión de los
sacramentos, de las exequias mortuorias ( si no me arrepiento a
tiempo, claro), y que tampoco podría volver a casarme por la iglesia
ni apadrinar a una nueva criatura. Me exigían rellenar un formulario
ante notario o párroco para asegurarse ellos de que tamaña felonía
se llevaba a cabo con toda libertad,y se despedían concediéndome que, de persistir en esa idea, me encomendarían al Señor
para que me guiara por el recto camino”
Esto
último me irritó.., mucho... en exceso tal vez, pero seguro que me
comprendéis.
Presa
del enfado, contesté a todos y cada uno de los apartados. Los
términos os los podéis figurar. Confiaba, escribí, que a la hora
de mi muerte, si ésta no era repentina, mi familia tendría el buen
gusto de no ponerme delante a ningún cura y en cuanto a los rezos,
les aseguraba que serían mutuos puesto que ellos necesitaban desde
hace siglos la iluminación de Dios.
No
obtuve respuesta, por lo que recurrí a la Agencia Española
de Protección de Datos y al Defensor del Pueblo. La contestación de
ambas entidades fue muy similar. En términos difíciles de
entender por quien no domina el lenguaje jurídico, venían a decir
que, si bien la razón estaba de mi parte, nada podían hacer.
Así
pasaron los meses... y los años ...sin tener noticia, con la
sensación de estar dándome cabezazos contra un muro de
granito, hasta que en el pasado mes de mayo me llegaron comentarios de
amigas que lo habían conseguido en otras comunidades y¡cómo no!,lo
intenté de nuevo.
El
certificado de bautismo me lo entregó una señora viejecita, muy
dulce ella,encargada del papeleo de la parroquia a la que se había
trasladado mi expediente,que no era la misma de mi bautizo. Una
compañera me había advertido que, si me preguntaban, dijera que era
para casarme,porque si decía la verdad,corría el peligro de que”no
se encontrara nunca”el registro. Tras conseguir la hoja dichosa,fui
a tres comisarías para que me compulsaran el DNI (no daba con la
buena, soy así), pero a pesar de la adversidad de los hados,conseguí
completar el trámite en una misma mañana.
El
cuestionario lo encontré en la web
www.apostasía.com. Hay varios, pero éste me gustó más que otros.
Y
así, con once años más y los papeles en regla, de nuevo entré una soleada mañana en el edificio de La
Almudena minutos antes de dar las doce horas. La joven mujer del
mostrador me indicó que esperase, porque la persona que llevaba
estos temas no había ido a trabajar y debía atenderme otro
sacerdote. La espera me la amenizó el corto sermón de un clérigo
que apareció de pronto en lo alto de un templete para leer un trozo del evangelio, y el rezo del Ángelus que
vino después... ¡era mediodía! Lo cierto es que llevaba décadas
sin oír la historia del ángel, del espíritu santo y del verbo
encarnado...
¡
Me retrotrajo a mi lejana infancia!
Los
presentes en el gran vestíbulo, curas en su mayoría y alguna monja,
cantaban y rezaban, hubo quien, incluso,se arrodilló en el suelo de
piedra. Yo miraba entretanto la escena sentada en uno de los bancos y advirtiendo en mí un cierto nerviosismo, a qué negarlo. Minutos
después, salió la joven del mostrador acompañada de un
cura,bastante atractivo por cierto, que me condujo hasta un pequeño
despacho. He de reconocer que estuvo amable el hombre: rellenó otro
formulario prácticamente igual al que yo había presentado y me dijo
que se pondrían en contacto conmigo.
De
nuevo transcurrieron los meses sin novedad y temiendo que se
repitiera la función, hace una semana, en otra bonita y soleada
mañana, me encaminé de nuevo a La Almudena, si bien,para no
presenciar otra vez el rezo de las doce, salí más tarde y llegué a
la una.
La
joven del mostrador u otra parecida.... y otro sacerdote amable... y
un pequeño despacho...
Al
abrir el archivador y sacar mi expediente, pude comprobar que allí
estaban todos los mis papeles del año 2005. Las solicitudes, la
carta en donde les ponía verdes...Allí...guardadito todo criando
polvo...
La
entrevista fue breve. Iba dispuesta a defenderme de una riña y, por
fortuna para el “presunto reñidor” y para mí, todo fue
discurriendo con normalidad. Me extendió el enésimo formulario y
por enésima vez lo rellené.
Sin
más comentario y con mi mejor sonrisa ( para eso soy actriz) me
levanté agradeciendo a quien me había atendido.
“A
mediados de semana, recibirá lo que solicita”(me anunció al
despedirnos) ”Es posible que se retrase uno o dos días, no se
inquiete por eso”
No
(contesté yo) Figúrese que llevo 11 años y 6 meses esperando;
puedo hacerlo unos días más.
¡¡¡Y
ayer, por fin, encontré en el casillero el premio a mi
constancia.!!!
La
carta tiene sus curiosidades: los tres sellos son del Arzobispado,del
Vicario General y de un notario que se llama Javier (curiosamente es
el mismo que firmó la primera de las cartas, la recibida en el
2005.Ahora es notario y antes secretario de Vicaría General...¡¡¡no
sé!!!
Pone en el escrito que mi nombre ya no figurara en ninguna
lista ni fichero de la iglesia y que también podré solicitar que se
me borre de cualquier otro listado en el que me hayan podido incluir
( esto no lo entiendo pero ya no me importa) La guinda de este singular pastel está en sus ultimas líneas:
"NO
OBSTANTE, DEBERÁ TENER PRESENTE QUE LA IGLESIA CATÓLICA SIEMPRE
ESTARÁ DISPUESTA A ACOGERLA, SI DESEARA VOLVER A VIVIR Y MORIR EN SU
SENO.
¡¡¡Señores,
guárdense su seno... a buen recaudo¡¡¡